miércoles, 16 de julio de 2014

ILUSTRATOUR 2014. RICARDO CAVOLO

Por cuarto año consecutivo he pasado una semana de las vacaciones en Valladolid, en Ilustratour, el mayor evento nacional para ilustradores.
Hace cinco acudí a las jornadas, no recuerdo muy bien quién me informó, supongo que Lucía, y desde entonces no he podido faltar, ni a las jornadas, ni a los talleres. 

       




El cartel de talleristas tiene tal nivel que me cuesta resistirme año tras año a participar. 

He pasado por el taller de Elena Odriozola y Gustavo Puerta Leise, por el de Isidro Ferrer, por el de Puño, y este año por el de Ricardo Cavolo.
No me dedico de forma profesional a la Ilustración, de momento, pero siempre extraigo ideas para realizar actividades con los alumnos y disfruto con intensidad estar una semana en modo creativo, generando ideas, dibujando, dudando, obteniendo resultados... es muy motivador y toda una inyección de energía.
En ilustratour se trabaja, y bastante, pero además se establecen relaciones con otros ilustradores y/o amantes de la ilustración, algunas de verdadera amistad. Cuento los días para volver a ver a Paz Tamburrini, a Lara Coimbra, a Piojo Basagoti, a Nacho Rúa, a Miguel Pang, a Fran Casquero, a Lucía Ordóñez, a Alberto Sobrino, a Talhi Primo, a Jorge Consuegra a Fernando a Marijose a Catalina González Vilar....

Cada año es más intenso así que la resaca que deja esa semana también es cada vez mayor (y eso que no hago dos semanas de  taller como hacen unos cuantos)



Aún no se que ocurrirá el año que viene pero ya queda menos para Ilustratour 2015.

Este año quiero hacer un resumen del taller que hemos realizado con Ricardo Cavolo un total de 12 participantes.

He de decir que no elegí este taller en un primer momento sino el de Pablo Amargo
Gracias a los buenos consejos de un par de amigos hechos en Ilustratour hice el cambio y, de nuevo, he de daos las gracias.
El objetivo del taller era pintar un mural en el Museo Patio Herriano, sí, en el propio museo, y ahí, lo saben los que mejor me conocen, tocaron mi punto débil ya que los muros y lo relacionado con el Arte Urbano me apasiona.
Ricardo Cavolo desarrolla un trabajo muy personal y muy reconocible. Generalmente parte del retrato para crear microuniversos, narraciones, biografías de personas y/o personajes. Algunos de sus retratados son muy conocidos: músicos y artistas famosos, pero otros también son anónimos.  
El trazo con línea negra y los colores planos son la técnica elegida para albergar símbolos, escenas, personajes y elementos variados en las distintas partes del rostro.
La historia del personaje se revela como un tatuaje, su historia brota a la superficie y queda allí fijada, en su piel. 



La propuesta de Ricardo Cavolo partió de su propio método de trabajo. Cada uno de nosotros debía dibujar un retrato o autorretrato y sobre él narrar una historia y/o elegir símbolos que representaran al retratado.

Trabajamos en bocetos y cada uno fue desarrollando su idea. Yo lo tuve más o menos claro desde el principio y decidí no narrar pero sí utilizar elementos simbólicos.
Utilicé mi propia cara e investigué sobre la simbología de distintas flores con las que mantengo cierto apego y a partir de ahí empecé a abocetar.
Cavolo nos propuso utilizar las distintas partes del rostro como espacios diferenciados: frente, mejillas, nariz y barbilla e incluso utilizarlos de forma simbólica.
En los primeros bocetos los elementos se distribuían de forma confusa pero en el tercer intento quedó bastante claro cuáles iban a ser los elementos/flores que iba a incluir y dónde iban a estar ubicados.
(Gracias Ramón Tormes por facilitarme bibliografía) 

Una vez que todos tuvimos nuestros retratos en papel la tarea era llevarlos al muro.
Ricardo había pintado sobre la pared dos rostros a gran escala, uno femenino y otro masculino, así que lo primero que tuvimos que hacer fue distribuir el espacio, ver qué retrato se adaptaba mejor a qué espacio.
A mí me tocó la nariz de la mujer.
Éramos 12 personas pintando a la vez así que, como bien dice el refrán, el roce hace el cariño. Allí estuvimos compartiendo material, bancos, escaleras y música.
Creo que esta fue la parte que más disfrutamos todos.

Una vez terminados los retratos Cavolo nos pidió expandirnos, salir de los rostros, mezclarnos, dialogar unos con otros, llenar todo lo que pudiéramos sus figuras para que quedaran definitivamente como fondo. 

Aquí, unos más que otros, emitimos una onda expansiva y, letras, flores y pájaros llenaron el muro.
Gracias compañer@s Elisa Piojo, Fran Casquero, Lauras, Nadia, Anika, Félix (Zé), Sandrine, Pérez, Andrea y Paz y gracias Ricardo por esta maravillosa experiencia y, ya salió esta frase otra vez de mi boca, ¿verdad Diana y Guillermo?,  y deseo que así sea: "nos vemos en los muros" , o en el próximo Ilustratour, o quizás antes...

Más información aquí, en la reseña del Norte de Castilla y en rtveCyl